Capítulo 90 “Caligramas”
El
desorden… mil palabras que dan forma a un incierto lugar, un solfeo de letras
inconexas, desorbitadas, innumerables… las formas son firmas de puños que dejan
de cerrarse, porque se abren buscando una mano que los vuelva mansos y ansiosos
de estrecharse con esa mano que les devuelve la forma de mano abierta. El
elixir de un puño lleno de ira es la mano que lo enamora y lo toma, con
ternura, para hacerle sentir que puede enamorarse.
Es
cerrazón y colmena de besos amargos, una espera que tiene cara de soledad, que
se sitúa allá a lo lejos, donde las olas rompen el silencio reinante de un
horizonte callado.
Deliberación
y estupor, un par de ojos pueden decir la verdad inesperada, el terraplén que
nos separa puede caer sin esfuerzo alguno, cuando la llave se realiza, íntegra,
en un beso inesperado.
Algo
nos pasó en definitiva, sin pasarnos nada… el oxímoron que se hace realidad en
una historia de fantasía que nos pide a gritos realizarse. Alguna vez
intentaste enamorarte de un imposible?...
Yo
sólo quería el mismo amor que vos me declaraste y el diablo metió la cola para
hacernos odiar un amor puro, cristalino, profundamente cierto. En medio de un
eclipse equidistante, nos volvimos jazz, sombra y danza profana. Temblé de
tristeza, cuando supe que algo empezaba a alejarnos, ese algo maligno, insidioso,
asesino de amores sinceros.
Suena
una canción en este momento, mientras miro por la ventana al vendaval que se
aproxima, te hablo en silencio ruborizándome de todo lo que puedo pronunciar
cuando pienso en vos, la inocencia se apodera de mí… siento que te amo.
Hay
arenas, agua salada y unos negros senderos que me miran con timidez… nada
parece importarnos, el amor por Spinetta, los Beatles y los colores, es
suficiente para afirmar que todo es posible si nos fundimos. Un pestañeo tuyo
es la apertura de una nueva estación, de un nuevo suceso en mis venas que se
inquietan cuando mi voz te nombra.
Pasó
el invierno, vino la primavera y el verano nos encontró reencontrándonos… que
bien se siente cuando las partes se unen y el rompecabezas forma un círculo pleno
de regocijo y dulzura.
Y
si nos dedicamos a extrañarnos, a decirnos, a contemplarnos, a vivirnos y a
sentirnos?... hay mil días para multiplicar por mil y dejar los prejuicios
modernos del amor, yo tengo una sorpresa cotidiana para regalarte, un segundo
más para mirarte y un beso más para dejarte en la almohada antes de que cierres
los ojos para esperar un día menos en nuestras vidas.
Una
ciudad colmada de rapsodia y transeúntes que no saben hacia donde van, un
devenir esotérico, cargado de abrazos que se expanden por la vía láctea y
estallan en tu pecho, refugio inminente para mis sueños sin realizar.
Resta
recoger un puñado de recuerdos, un ramillete de palabras y dejar que mi voz
haga palabras en tus oídos, todo lo que siento.
Estoy
llegando a tu corazón, reconozco haberme perdido en el camino alguna vez, pero
acá estoy, siguiendo la huella que nació virtualmente, hasta dejarme apreciar
un paisaje que se pinta de tonos asombrosos.
Ya
pronto las manos tomadas reirán en paseos por la playa… Un caligrama del amor…
formas que toman forma de beso apasionado. Geómetras infinitos seremos.
“Y
además, vos sos el sol… despacio también podés ser la luna…”
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