Ecuaciones, sumas, restas, axiomas y un compendio de operaciones
matemáticas que giran en mi cabeza, todo es una sumatoria de deseos e historias
que han sido retratadas en un lienzo colmado de pacientes tardes y noches de misterio.
Vos sos un solo de trompeta, clavicordio o arpa, deliciosa noche de
amor en un día que prometió llegar hace tiempo y, por fin, está llegando. No
estaba seguro de estar seguro de esto, pero la convicción y la perseverancia me
dijeron que si, hay instancias en que el amor nos da protagonismo y la chance
de pintar la aldea y transformarla en un mundo nuevo.
El cruce de una esquina atemperada por pasos casuales que adornan el
domingo que nace, crece, se reproduce y se viste de lunes para engañarnos y volver
a ser domingo. Soledad y un beso que espera ser el beso más dulce, húmedo y
profundo que la historia haya conocido. Derramamiento de felicidad en un
santiamén inédito, el sopor y las golondrinas, la llave y el candelabro
rebalsando de telarañas y sepia.
Los laberintos son espejos que no reflejan nada, los paisajes
determinan obras inconclusas a las que llamamos belleza sin conocer la real
dimensión de la misma. Yo sentí apreciar lo bello cuando sentí que aparecías y
te robabas las agujas de mi reloj, conjurando a la lluvia que se llevara el
verano.
Acordes que no acuerdan con nada… la música invoca al vino y me conduce
al estrago doloso impregnado de frustración.
Doy un paso más y caigo, arrepentido, sobre la cama. La cama es
quimérica cuando pretendemos mantenernos de pie y acelerando un galopante
corazón que evoca secuencias desesperantes. Extraordinary
Machine es la música de fondo, el escenario quedó sin protagonistas, las
butacas de un teatro de papel están el techo de algún lugar memorable, que jamás
visitaremos, porque lo realizable ha tomado distancia de nosotros.
Te miro venir distante, algo
cosquillea dentro mío, entiendo que las razones son irracionales entre
nosotros, vos y yo somos un supuesto que no posterga su historia, pero sí su
realización.
Las improbabilidades son siempre de una en un millón, las vicisitudes
son todas cuando algo te inquieta y te mantiene cautivo mentalmente. Yo soy
instinto que florece, mientras se marchita una parte de mí que no te ve venir.
Cada momento que no se vive, es un instante de la vida que se muere,
morir es como cuando dormimos sin percibir lo que acontece. Morir con vos es
vivir un segundo más siempre… dulce estado ideal que se transmite de segundo en
segundo.
Todo es mientras no te de un beso o no te piense con detenimiento,
mirándote a los ojos en forma ficticia, llamándote el sol más resplandeciente.
Mirate a los ojos y verás lo que siento y sentirás este cosquilleo
innato que emerge de mis venas, ríe la sangre y se transforma el cuerpo en
llama trascendental, sublimada y sensible.
Palpamos un encuentro causal, sonrío como el tiempo ante la llegada de
un nuevo soplo temporal, el reloj me dice que es el momento. Lontananza y
sosiego, un espacio abierto y pequeños relatos en el medio, pude haberme
equivocado por no elegirte en su momento, puedo equivocarme sin ser correspondido
y puedo perderte para siempre… lo que no quiero, es perderme la semana previa a
encontrarme, frente a frente, con vos.
Ese es el lugar donde puedo quedarme añares hasta que vengas, el lugar
donde los adornos penden del hilo de esta historia que narro, donde los
silencios nacen de los labios que hablan el idioma de los besos perpetuos, donde
una copa con vino bermellón, nos une en brindis inmaculado, mientras la mustia
vida del verano empieza a despedirse. Sé que te alejé sin quererlo, pero quiero
confesarte que te quiero.
Ahora que te he visto en el paisaje, me doy cuenta que en realidad no
queda más que encontrarnos y decirnos, mientras las miradas se aman, que nos
amamos con locura galopante.
Ahí se siente el devenir, la pluma y la pasión de los que se encuentran
para amarse.
Epistolar secuencia, un fondo sin horizonte, llano y blanco para que
pintemos el retrato de nuestro amor, una cama donde escribir nuestra historia,
un camino para desandarlo de la mano, tomados con fuerza, sumidos en la timidez
de descubrir nuestros cuerpos en la aciaga noche del reencuentro. Dos almas
buscando conquistar la dicha del inédito momento en que los astros se alinean,
el espacio se agigante y las dimensiones son multidireccionales.
Me quedo escuchando una canción, leyendo un poema o vulnerando las
latitudes que nos distancian.
Esto es el inicio del final… el trip por la galaxia que es testigo
visual y directo de todo lo que nos hace feliz, que es tan sólo una cosa:
nuestro encuentro y las semanas por venir.
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