lunes, 3 de marzo de 2014

Capítulo 92 “Las semanas”



Ecuaciones, sumas, restas, axiomas y un compendio de operaciones matemáticas que giran en mi cabeza, todo es una sumatoria de deseos e historias que han sido retratadas en un lienzo colmado de pacientes tardes y noches de misterio.
Vos sos un solo de trompeta, clavicordio o arpa, deliciosa noche de amor en un día que prometió llegar hace tiempo y, por fin, está llegando. No estaba seguro de estar seguro de esto, pero la convicción y la perseverancia me dijeron que si, hay instancias en que el amor nos da protagonismo y la chance de pintar la aldea y transformarla en un mundo nuevo.
El cruce de una esquina atemperada por pasos casuales que adornan el domingo que nace, crece, se reproduce y se viste de lunes para engañarnos y volver a ser domingo. Soledad y un beso que espera ser el beso más dulce, húmedo y profundo que la historia haya conocido. Derramamiento de felicidad en un santiamén inédito, el sopor y las golondrinas, la llave y el candelabro rebalsando de telarañas y sepia.
Los laberintos son espejos que no reflejan nada, los paisajes determinan obras inconclusas a las que llamamos belleza sin conocer la real dimensión de la misma. Yo sentí apreciar lo bello cuando sentí que aparecías y te robabas las agujas de mi reloj, conjurando a la lluvia que se llevara el verano.
Acordes que no acuerdan con nada… la música invoca al vino y me conduce al estrago doloso impregnado de frustración.
Doy un paso más y caigo, arrepentido, sobre la cama. La cama es quimérica cuando pretendemos mantenernos de pie y acelerando un galopante corazón que evoca secuencias desesperantes. Extraordinary Machine es la música de fondo, el escenario quedó sin protagonistas, las butacas de un teatro de papel están el techo de algún lugar memorable, que jamás visitaremos, porque lo realizable ha tomado distancia de nosotros.
 Te miro venir distante, algo cosquillea dentro mío, entiendo que las razones son irracionales entre nosotros, vos y yo somos un supuesto que no posterga su historia, pero sí su realización.
Las improbabilidades son siempre de una en un millón, las vicisitudes son todas cuando algo te inquieta y te mantiene cautivo mentalmente. Yo soy instinto que florece, mientras se marchita una parte de mí que no te ve venir.
Cada momento que no se vive, es un instante de la vida que se muere, morir es como cuando dormimos sin percibir lo que acontece. Morir con vos es vivir un segundo más siempre… dulce estado ideal que se transmite de segundo en segundo.
Todo es mientras no te de un beso o no te piense con detenimiento, mirándote a los ojos en forma ficticia, llamándote el sol más resplandeciente.
Mirate a los ojos y verás lo que siento y sentirás este cosquilleo innato que emerge de mis venas, ríe la sangre y se transforma el cuerpo en llama trascendental, sublimada y sensible.
Palpamos un encuentro causal, sonrío como el tiempo ante la llegada de un nuevo soplo temporal, el reloj me dice que es el momento. Lontananza y sosiego, un espacio abierto y pequeños relatos en el medio, pude haberme equivocado por no elegirte en su momento, puedo equivocarme sin ser correspondido y puedo perderte para siempre… lo que no quiero, es perderme la semana previa a encontrarme, frente a frente, con vos.
Ese es el lugar donde puedo quedarme añares hasta que vengas, el lugar donde los adornos penden del hilo de esta historia que narro, donde los silencios nacen de los labios que hablan el idioma de los besos perpetuos, donde una copa con vino bermellón, nos une en brindis inmaculado, mientras la mustia vida del verano empieza a despedirse. Sé que te alejé sin quererlo, pero quiero confesarte que te quiero.
Ahora que te he visto en el paisaje, me doy cuenta que en realidad no queda más que encontrarnos y decirnos, mientras las miradas se aman, que nos amamos con locura galopante.
Ahí se siente el devenir, la pluma y la pasión de los que se encuentran para amarse.
Epistolar secuencia, un fondo sin horizonte, llano y blanco para que pintemos el retrato de nuestro amor, una cama donde escribir nuestra historia, un camino para desandarlo de la mano, tomados con fuerza, sumidos en la timidez de descubrir nuestros cuerpos en la aciaga noche del reencuentro. Dos almas buscando conquistar la dicha del inédito momento en que los astros se alinean, el espacio se agigante y las dimensiones son multidireccionales.
Me quedo escuchando una canción, leyendo un poema o vulnerando las latitudes que nos distancian.
Esto es el inicio del final… el trip por la galaxia que es testigo visual y directo de todo lo que nos hace feliz, que es tan sólo una cosa: nuestro encuentro y las semanas por venir.

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