viernes, 23 de agosto de 2013

Capítulo 82 “El artista”



Toda la vida con vos fue arte, es arte y será arte… un cúmulo indefinido de perspectivas transitivas que no culminan en un simple devenir o en una muerte lenta y dolorosa.

Parece insólito confesar esto en un momento coyuntural de enamoramiento ambiguo, de protocolar paz derramada por todo el cuarto, de inesperado almíbar fluyendo de cualquier rincón que nos hospede. El amor nos atraviesa inesperadamente con una dosis de arte inimaginable, adornada por increíbles aventuras que quedan dormidas bajo un sepia que las colorea hasta transformarlas en dulces recuerdos de arcón.

La vida es arte porque debí imaginarte cuando ni siquiera tenía pensado imaginar, venerarte ante todo, inventarte en medio de vacíos repetidos, mirarte sin verte, soñarte despierto. Sin arte no hubiese querido buscarte, encontrarte y nombrarte amor entre peregrinaciones de mortales sumidos en el cosmos de la sinrazón y la apatía, el desconcierto y la herrumbre.

El arte de los que se ignoran pero que, inevitablemente, están llamados a ser un encuentro de esos que duran eternamente, el arte como un modo impensado de trascender entre zozobras y dádivas amarretas de los que aman con los ojos abiertos… penurias y deseos de ser un fragmento de tu vida cincelada por algún dulce artista morador de las constelaciones lejanas que desconocemos.

Un poco de arte en tu boca es un soplo de aire más, en un lugar que habito desabrigado… es invierno y el frío me encuentra tendido en tu cuerpo hecho de arte y calor de verano, de estrellas y sedimentos varios, de tango y canciones de amor inéditas. Un poco de arte y secuencias colmadas de un escenario donde, sin ser el cuerpo de una historia de amor, somos protagonistas de esta historia, que determina, de algún modo, un recorrido y un punto cronológico del amor en su periplo incierto.

La vida, junto a vos, es arte porque he decidido marcar un contorno en la vida, para darle forma corporal al amor de mi vida.

Lluvia menguada, libertad peregrina, la canción desesperada ante la urgencia de tus besos matinales… yo y mi vida invisible ante la inmensidad de tu piel hecha ciudad, rincón o boceto.

Y tuve que cuidarte antes de abrazarte, besarte y amarte… crearte, esbozarte, dibujarte con el arte del tiempo a tu lado y el destiempo insolente en medio de numerosas noches donde el arte se traducía en contemplarte, hablarte y amarte con el alma de un trapecista inspirado, caminando por la línea que iniciaba el trazo de tus sueños.

Dicen que hay historias inolvidables y que son aquellas que no dejan de revivirse todo el tiempo.

La cama y nosotros tendidos sobre ella, elucubrando esferas azules que acondicionaban el espacio exterior, antes de caer sobre nuestros cuerpos desnudos en una oscuridad reinante. El arte de lograrte como obra eternamente única, sin resignarte al viento, expectante de tus veintiún gramos suspendidos en el cielo y celarte entre torbellinos y nebulosas consteladas, que me permitían constelarte como si un éter entero, constituyera tu humanidad omnipresente en nuestra habitación colmada de nosotros. Besarte una y cada una de las moléculas que me llevan a amarte con fervor, en una oscuridad donde descubro la cadencia, curvilínea, de tu femenino devenir denominado mujer.

Imaginarte, venerarte, inventarte, mirarte, soñarte, buscarte, encontrarte, nombrarte, cuidarte, abrazarte, besarte, amarte, crearte, esbozarte, dibujarte, contemplarte, hablarte, lograrte, resignarte, celarte, constelarte, escucharte, conquistarte, suspirarte, cristalizarte, reinventarte para inmortalizarte sin nada más que este compendio de palabras que respiran arte y me llevan a abrir la ventana para esperarte a que regreses y así no sufrir el acto cruel de tener que extrañarte en demasía.

La vida, junto a vos, terminó por ser un anhelo… la continuidad del tiempo perdido, la levedad de un amor infinito que me lleva a creer que un mañana podré despertarte, entrar en tus ojos para confesarte que todo es posible cuando estamos fundidos en un solo verbo, en una sola palabra, en un asombroso paisaje de ensueño y flotando, buscando algún espejo donde reflejarte y mirarme en esa acción que me lleve a pensarte, llamarte mi amor, mis días, mis vidas… mi oro, mi cuento, mi vergel y adorarte.

Escribirte rimas, prosas, versos e historias para contarte… escuchar Muchacha ojos de papel y por las noches, cuando el sueño se marche, cantarte… y ser en tu penar, el motivo central que te lleve a alegrarte.

Ha pasado el frío y asoma el verano, nos esperan las flores, las tardes y los ruiseñores.

Esta es la historia de un artista que quiso flotar antes de ser tuyo, de ser parte, de ser un segundo en tu abrir y cerrar de ojos… un poeta vagabundo y confundido, malherido y huérfano, acorazado y enamoradizo, terco y perseverante que un día, ante la ausencia de verbos, eligió elegirte y conjugarte.

La vida es un ciclo, una línea o una simple epístola que no terminamos jamás de leer entera, se vuelve mezquina cuando cerramos los ojos definitivamente, se vuelve un cajón lleno de momentos que se amontonan o una simple hoja de papel en blanco para ser escrita.

La vida con vos fue, es y será arte, mi vida… será amarte.

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