lunes, 10 de marzo de 2014

Capítulo 93 “Las negaciones”



Decir no, muchas veces, genera esa atmósfera cálida y resplandeciente, que corona un desencuentro. “Quizás no puedas lograr, lo que quieres conseguir… por eso hoy, más que ayer, corre, sueña y corre, sin mirar atrás…” todo el tiempo corriendo para soñar, un segundo más, que te encuentro, por fin, y te digo que negarse es negar el mundo.
Una vuelta más en esta vuelta al mundo virtual, un suspiro y cerrar los ojos con fuerza hasta desaparecer, no querer despertar… se respira un silencio enfermante en la habitación, que llora por sus ventanas, el arrepentimiento de un ser que se quedó con la parte vacía de un vaso lleno por la mitad. Vivir una sola historia, conjugar el mismo verbo, escribir las mismas hojas.
Nunca tenemos todo lo que queremos y eso nos lleva a comprender que no alcanza una vida para entender de lo que se trata el mundo. Leerte distante, perdida, sumisa al temor, inquebrantable en esa afirmación de negar el amor, lastima casi tanto como la muerte nos lastima cotidianamente, cuando nos roba un día más, dejándonos con una ilusión menos.
Y en ese intervalo, es donde más empiezo a extrañarte y vos a negarme.
No hay impedimentos para amar, mucho menos si los impedimentos surgen de miedos absurdos, que se pierden entre los cientos de cúmulos que habitan el celeste asesino, muchas veces oculto y, otras, presente.
Acariciar la almohada, para acariciar un algo que nos acompañe cuando dormimos, entristecer al mundo para que deje de atosigarnos cuando más paz necesitamos. Hay un horizonte para cada mirada, un cierre para cada ciclo y un sopor para cada momento. Los mortales somos inéditos en el mundo de los eternos, eso transmuta y eclosiona frente al mar, todo inmenso, que nos devora un mensaje o un resabio de esos que dejamos en la costa, cuando contemplamos su cuerpo. Marzo es un mes asesino, que nos lleva derecho al otoño, invoca al viento y borra, lentamente, cada recuerdo de esa falsa felicidad que llamamos verano. Yo me encuentro en otoño siempre, ya que me siento caer como ese fragmento de árbol que se marcha sin decirnos la causa.
La lluvia me cae por la espalda, me enfría el plexo solar, me nubla la vista pero no el corazón hecho añicos por un desencuentro más.
Eché las cartas sobre la mesa y nada salió como hubiese querido.
El tiempo empieza a extinguirse, los colores son de otro color y mi ansiedad se deprime, estorba el sentido hacia donde quiero viajar. Una decepción no es adiós definitivo, pero sí un dulce y repentino atajo, donde vislumbro el porvenir y curo mis heridas, ocasionadas por un ocasional e intangible corazón que estaba endurecido y cerrado.
Madera rosa y una canción de Gabo Ferro inquietando mis oídos y mi sueño desvelado, tengo un hilo que pende de otro hilo, una pluma cansada de decirte cosas y un futuro incierto, sólo sobrevive este amor audaz, pretérito, desafinado de a ratos, pero incipiente y renovado.
Vos sabés conmoverme y yo sólo sé escribirte lo último que me queda…
Me quedo escribiendo mientras vos empezás a alejarte, paulatinamente, de mi existencia real, le pongo nombre a cada cosa que comparo con tu nombre, una flor, un charco de agua, un moño, una semilla que cae de un ramillete de caramelos, un santiamén donde imagino ternura, algún fondo gris de esa tormenta que viene  a decirnos que va a diluviar dentro nuestro, una quimera donde una montaña nos regala un beso con forma de nosotros. Ya nada alcanza y el eco empieza a dejar de oírse.
Me recluyo en este sorbo de vino lleno de vasos anteriores, contemplo la palabra que no te dije y escucho la canción que nunca te escribí… estás destinada a que te ame, con el mismo fervor que te amé desde que te vi ahí, entre miles de figuras que no estaban destinadas a ser amadas.
Último verso antes de partir, infinitas líneas que sobrevuelan tu ventana… Yo acá desecho y vos allá deshaciéndome con sed asesina y sin contemplaciones.
Nunca dejo de estar, porque nunca dejé de estar, aunque no te dieras cuenta, que ahí estaba, cerquita tuyo, evocando el sueño más lindo que hayas querido soñar.
No voy a negar lo que siento y que vos negás porque negar te permite volverte inalcanzable para un poeta con ganas de amar y un amor que no conduce a nada.
Las negaciones resolvieron que todo esté igual en nuestras vidas, afirmo que negando podemos afirmar que la negación nos impide sentir, vivir e inmortalizar el momento donde flotemos juntos… Como cuenta esta historia.






5 comentarios:

  1. ''no se fuga uno para atrás, se fuga para adelante.'' G.F

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  2. desde la ciudad cosmica, estoy poniendome al dia con tus escritos de este blog. estoy conociendo un monton de palabras nuevas. re lindo. a la espera de la actualizacion sentimental escrita. abrazo estimado santi.

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    1. Gracias Alejinha! Esto tendrá, a fin de año, cuerpo de papel! =)

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  3. bieen, sera un libro sentimental. asi me gusta! por lo pronto, seguire leyendo por aqui.
    abrazo estimado!

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