Capítulo 53 "La coronación"
Estuve
haciendo tiempo mientras el tiempo nos iba haciendo, un titubeo sin límites, un
tango mustio enumerando hechos concretos que no se concretaron. Y fuimos una
fiesta corta, un brindis efímero, un mínimo evento un lunes por la noche.
Otros
imaginaban un porvenir, una estación seca o un frío secular, nada de eso… un
sortilegio, un devenir, un asombro entre mil caminos que iban desapareciendo,
un tempo imperativo, una eclosión de noches… todo se hallaba en la celebración.
Los
momentos duran lo que queremos que duren… mucho, poquito o nada, pero duran. La
durabilidad y la frecuencia son parte de tiempos que se unen a otros tiempos
pasados y erigen un único momento donde nos dejamos ser un momento más.
A
la distancia nada puede entenderse, la mentira de la perspectiva es la enumeración
feroz de las conveniencias que no coinciden o no se hallan… los seres humanos
guardamos una carta todo el tiempo, nunca el amor se parece a su cara, sino que
depende el maquillaje que lleve entonces.
Hay
niños que se vuelven cuerpos maduros y ensayan un nuevo capítulo del amor
ocasional, hay otros que buscamos amar para probar un amor que no sea de gourmet
o de menú accidental.
Lloramos
y nos consolamos como dos peregrinos que encaran el viaje, místico, hacia el
destino incierto, donde las aguas bañan toda pretensión de la fatalidad, y
enaltecen el sentir hasta volverlo una gran constelación.
Dibujamos,
andamos, nos sentimos cerca… no lo notamos, los cuerpos pueden más que todo,
las miradas que se repiten en este relato, son el indicio real de que todo
llega cuando las miradas se miran… y no hay autor, ni receta, ni libros, tan
solo hay amor y movimiento, epopeyas del corazón y la vida que nos desencuentra
hasta que todo se vuelve inevitable y nos empezamos a buscar.
Y
en el mundo crecerán nuestras ilusiones, y en nuestro mundo creceremos nosotros
y toda nuestra creación, nuestro dolor, nuestra felicidad… y el amor será un
tiempo y un modo, nacerá subjuntivo y se volverá indicativo, y nos encontrará
definidos como un enorme cielo de amor.
Soy
todo lo que me gustaría que te hiciera sonreír y sos todo lo que me hace
sonreír… una dulce alegoría y una melodía que nos vuelven esa canción que actúa
como puente y rumbo de encuentro.
Y
quiero esconderme con vos en un cajón de recuerdos, y sumergirnos y nadar a
través de ellos, y decirnos en medio de una oscuridad reinante: te amo en todos
los idiomas del mundo y en los que nadie conoce.
Y
la celebración tiene diferentes aristas, se conmueve, se distrae, es un saco de
plumas que se vuelan, se escapan, viajan lejanas y nuestro amor la persigue con
fervor, nuestro amor quiere volar y volar, atravesar mares y montañas,
empaparse de lluvias y diluvios, descender por el arcoíris con alegría,
necesitar necesitarnos para intentar concretarse… y vos y yo no obedecemos a
nada, ni siquiera a ese amor porque somos amor coloreado, amor de aire, de
convicciones.
Y
entonces la “a” reemplaza a la “o” y nos largamos a amar, a escribir el amor y
a celebrar que estamos amando enamoradamente enamorados.
Y
todo y nada se equilibran y nos miran, expectantes, aguardando un beso que se
retrasa, que viene a la esquina del amor y se avergüenza, se esconde y vuelve a
salir, toma envión y se estrella contra tu beso, que lo espera en la puerta de
tu boca expendedora de flores que fluyen de tu voz aniñada.
Y
así celebrar se vuelve cotidiano, amar se vuelve permanente y el amor se vuelve
continuo…
Y
empezamos a coronarnos, a decirnos reyes sin título, a probar una vida sin
reinos materiales, pero con reinos imaginarios que nacen de nuestras miradas
tiesas, hundidas en lo profundo de pupilas ausentes que ven el color del amor
en una imagen irrepetible.
Y
la conexión por yuxtaposición es irremediable, está presente y se difumina con
una brisa inexplicable, asombrosa y perfumada con nuestro último encuentro.
Y
vos me seguís mirando y yo voy a empezar a enloquecer y a deslumbrarme con tu
humanidad llena de estrellas, y yo te sigo mirando y me quedo ciego mirándote sin
que estés, alejando mi vista hasta latitudes desconocidas, mientras vos
florecés de un lugar que no conozco, pero que pronuncia tu nombre.
Hacia
ese punto me dirijo y doy la opción de ser besada, de que me beses o de
besarnos al unísono de la coronación del amor.
Lo
demás es fantasía y perece sin que lo veamos…
Nuestro
camino desaparece detrás nuestro, mientras el cajón de recuerdos se vuelve una
biblioteca de libros nuestros.
Mil
historias que se desanudan y desnudan nuestra fragilidad… una caminata, tres
palabras y un amor.
Yo
te amo… vos sos ser… yo soy tuyo… nosotros la coronación.
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