Capítulo 40 “Los efectos”
Está sin
ganas el día, se desnubla su horizonte y el sopor crepuscular empieza a llegar.
Las probabilidades de encontrarte son grandes, los deseos son numerosos y las
manos están inquietas.
Hay un
esplendor singular en la iluminación del día, como una suerte de mueca que se
extiende a través de su paisaje, un anhelo de que estés pensando en mí, aunque
se trate de tu segundo más insignificante. Sumido en la profundidad de un sueño
inexplicable, me permito interrogarme por un lapso suficiente para obtener
respuestas.
No soy más
que lo que soy, lo que ves y lo que siento cuando estás, una asombrosa
serenidad que recorre el aire que respiro, el aire que sos vos, mientras dormís
suspendida en el aire.
Todo nace
originado por un rizoma que, arrastrado por el viento, viene a caer justo
frente a nosotros. Esa raíz es la matriz de este corolario de astros que viajan
adelante nuestro, guiándonos con dulzura hacia nosotros mismos.
Quizá jamás
vaya a importarte que exista alguien que escribe para vos, que prefiere el
silencio porque está enfermo de amor, pero también de timidez para decirte que
está enfermo de vos.
Pero todas
las meditaciones que pueda tener son en vano, son destellos de atemporalidad, un
clivaje incierto, desarmado, falaz.
Y yo siempre
volviendo a vos, siempre obstinándome en querer coronar un final feliz, en
encontrarte de mi mano cuando la vida empiece a ser en blanco y negro, y sea el
momento de empezar a recordar lo jóvenes que fuimos… casi como un tango mustio
que nos condiciona.
Quiero que
seas este cuento, esta compilación de historias nuestras, eso que recordaremos
en el futuro, cuando todo sea un lugar común, una dimensión nuestra, un
circular viaje de amor interminable.
Momentos que
se desvisten, que vacilan entre desaparecer o fusionarse a todos estos nuevos retoños
del amor que creamos… impensada semana juntos, un viaje en semana santa o un arcoíris
en tu cama. El símbolo de los que construyeron un andar distinto, un camino de
canciones y encuentros desencontrados… un caos efusivo en un mundo que no los
entiende, porque se buscan desenfrenadamente todo el tiempo.
Querer estar
toda la vida abrazado a vos, al aroma de tu respiración que sabe a sorbo de
vino dulce, o a chapuzón de verano en algún manantial de aguas azules.
Por qué no
te encuentro si vos también me estás buscando?
Siempre esperando
la alineación de los planetas en ese suspiro en que estemos frente a frente,
manos fundidas con fervor, besos vergonzosos estallando desde nuestras miradas.
Yo quiero
apenas un soplo de vos, hacerme añicos mientras me mirás, ser un libro entre
tus manos, una imaginación en tu curiosa mente, un domingo por la tarde que te
alegre el fin de semana…
No es
sentirse bien encontrarte, sino sentir que es sorprendente como se puede
empezar a creer en la magia de un guiño, del deshacerse entero en vos y afirmar
que la vida está llena de misterios que llevan a uno a enamorarse del vivir.
Quiero sentir
que soy real, que sos mi hermosa realidad, contemplarte sonriendo, riendo, y
entender que es música escucharme cuando te nombro.
La hermenéutica
del romance que nos contiene, que nos indica un punto en el espacio, una
temporalidad renaciente, un cometa viajando bajo, por las calles de una ciudad
que nos acobija en vísperas de otoño.
“Como una santa
camina hacia mí
se disuelve en risa y estalla
esta mañana
llena mi vida
sencilla pureza
Oh, en mi alma
Oh, en mi alma
Veo tus alas
y quiero volar
un rayo de luz
un ave fugaz
esta mañana es como renacer
con vos mi ángel
oh, en mi alma
oh, en mi alma
oh, en mi alma...”
De
las causas que nos juntan, surgirán los efectos que nos enamoren… de mis manos
colmadas de lluvia, nacerá la semilla que germine en vos… de nosotros hechos
una fecha en el almanaque, vendrá el próximo universo donde el amor vaya a vivir.
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