Capítulo 42 “Las notas”
Me
negué tantas veces a decir las cosas, que decirlas es casi tan negativo como
esta negación que reina en mí… un repertorio anecdótico de efímeras palabras
que se vuelven perdurables, un glosario de expresiones que definen tu fémina
vida, tu ascendente dulzura hecha de algodón y tersa cabellera con perfume a
tierra llovida.
Somos
un terrible chaparrón que cae suave en las calles de esta ciudad que se deja
abrazar por nuestro romance ideal, esa sensación de amor escénico, ese trepidar
como una hoja que advierte la presencia del otoño.
Nosotros
vibramos, nos volvemos a besar cuando hacemos del beso un refugio tácito, un
rebote musical, cadencia corporal de tórtolas que vuelan alto en un mundo
horizontal.
Y
en notas al pie, nos sentimos casi contenidos, esas aclaraciones que engalanan
la tarde, la mañana, la noche, el pulso del tiempo encendido.
Y
hablamos, hablar con vos es hablar con el amor del amor… una condena al olvido
que recupera la memoria y se debilita, redefine el espacio, pinta un tríptico
donde conviven un beso, un abrazo y dos flores.
Son
esos días felices que suenan y toman vida en una canción, en un rebrote de
cariño que delimita las latitudes de los puntos donde el amor fluye.
Notamos
que el aire se transforma cuando el tiempo nos permite transformarnos…
Qué
ironía el tiempo, qué ironía la vida, qué ironía estar tan cerca cuando la
lejanía nos sorprende desprevenidos… y quizás porque no vamos en la misma dirección,
podemos afirmar que siempre estaremos buscándonos.
Y
Villa Ventana nos encontró maravillados por paisajes verdes, y nosotros, azules
color cielo, azules color frío, nos abrigaba el aire serrano, la luz amarillo
intenso de un sol arrasador… una comarca invadida por dos caminantes andariegos
que sembraron un amor infinito.
“esta es la historia, de un amor muy especial… ya
los has vivido, o tal vez ya lo vivirás… este amor no puede terminar, este amor
no tiene un final… si tú le das tu amor, recibirás su amor… hasta el final, no
es un final… no hay final…”
Tengo
un millón de vos en mí, te conjugo como una novedad verbal, sos el verbo mujer
de mi vida en todos los tiempos y modos.
Un
río de mañanas heladas, paseos por las sierras, fotos y abrazos, perros y
árboles, ensueño y Bochatón, cenas y mirarnos profundo hasta sentirnos muertos
de amor.
Hay
vivencias que no se pueden borrar con facilidad, hay temores que son
inevitables, hay amores que mueren sin nacer… pero no por eso podemos negar que
lo real es lo que el amor determina.
Alguna
vez te contaron cuánto dura un beso? Alguna vez te contaron cuánto dura el
amor? Alguna vez te contaron lo que es el amor?
Un
beso dura lo que dura tu boca suspendida en mi boca, mientras nos inyectamos el
veneno que penetra en nuestra lengua que se dormita y se desvanece lentamente,
surgen las visiones, los viajes, un trance de dos alientos que se hablan en
silencio, se cautivan, mueren de placer desmedido, deshojando la flor que
estalla en flores que invaden el aire.
El
amor dura toda la vida, porque vivimos acá pero morimos, morimos de amor y
amando, nuestros cuerpos viajan, nuestras almas se quedan bailando en el éter,
pero el amor es en este mundo y nosotros somos cómplices en este amor que
vivimos en vida terrenal y que se extiende a otras vidas que vayamos a vivir.
El
amor somos nosotros, el desencuentro, la inestabilidad, el encontrarnos
defectos que nos encantan… y yo me enamoro de tus defectos, de tus fallas, y
las anoto y les doy forma de arte, de vida, de nosotros… de ese amor que
trasciende a todo lo que pueda decirse respecto al amor, porque redundar en la
palabra amor es estar lleno de amor y concebirlo como una forma de amor es
darle la infinitud que lo vuelve único, certero y concreto.
Todo
esto está anotado en una libretita de notas, las notas que me dejan hacerte
arte, desde que comprendí que sos musa… una coronación literaria modesta, sin
contenido pero con amor estallando a borbotones, un epístola extensa que nos
deja mirarnos a los ojos, y decirnos todo lo que negamos decir.
El
juego de la vida y la vida jugando… anagramas de dos vidas que se acompañan a
lo largo de las vidas que quedan por venir.
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