Capítulo 22 “Los lugares”
Descender silencioso
por la matriz vital de tu circular existencia, envolverme en tardes de invierno
hasta llegar a destino… la palabra destino se vuelve real cuando te encuentro
despierta a mi lado, esbozando una sonrisa universal y llana, plateado en el
cielo y verde en el horizonte.
Y yo acá
intentando dominar la respiración adulterada, simbiótica, inusitada. Todos los
días a toda hora es un lugar, un deseo, un momento, la delicada sensación de
flotar mientras el resto acontece debajo, a lo lejos, sin gracia, y yo dejándome
caer casi por convicción en el fondo azul de tus ojos color estrellas.
Vertientes
que emergen desde la inesperada semana que iniciamos cada vez que nos toca cambiar
el sistema numérico, cambiando la unidad por decena y extendiendo una hora a
diez de ellas.
Las crónicas
del amor más incipiente, el desguace de mil momentos que transcurrieron en
apenas algo más de un mes.
Septiembre tuvo
su encanto y se marcha dejándonos mil asilos en el mundo. Caballito, Congreso,
Almagro, Palermo, Barrio Norte, Recoleta, Ramos Mejía, Villa del Parque…
plazas, bancos, esquinas, cafés, bares, librerías, cines, teatros, césped,
museos, galerías, gente.
Todos irrepetibles,
todas risas, todo miradas, nada de tristeza ni debilidades… débil ante tu boca
donde rezo una plegaria.
Pines de mis
amados Beatles, una vuelta al día en ochenta mundos, una carta, un señalador, millones
de mensaje de texto, caramelos, monedas, un diminuto peluche de color rosa, una
caminata, un picnic, un café precoz en pleno día de tormenta, mil palabras
cargadas de sinceridad. Todo puede transformarse, nada puede perderse, la
fuerza de este amor nos encadena con ternura, yo me siento prisionero de tu
criminal beso con sabor a canción anónima.
Los pormenores
de la brevedad, las camas encendidas en virtuales noches, una gala intensa
donde la intensidad corporal endulza estos corazones que arden al compás del
sol de lunes que se asoma vergonzoso.
Hay fortalezas
que no se derriban, hay secretos que pululan por los rincones de este castillo
invisible, donde los duendes ayudan a la gente, y una niñita que me derrite con
su genealogía, me saluda dándome la bienvenida.
Tu nombre
grabado en mi historia, mi nombre buscando entrar en el tuyo, tantas veces como
sea posible… son nombres que se aman con adolescente magia, explorándose con
timidez, hilando el calendario nuestro, el de los días felices.
Soñar con el
camino, con la llegada a algún lugar donde tu nombre sea el cartel de
bienvenida, todo cabe dentro del misterioso devenir de las almas que se funden
bailando valses…
La rutina es
avergonzante, es explicar cosas y situaciones que me sonrojan… imágenes de este
tonto enamorado, pidiendo café dos veces en cinco minutos por el olvido que le
genera pensar tres veces y que dos sean acerca de un amor que se parece a vos.
Es provocar
la cargada y la burla, cuando mi cara se transforma en amor mientras te hablo y
miro por la ventana de mi oficina.
Todas memorias
que nacen de haberme encontrado con vos una tarde de domingo en un lugar,
mientras el resto de los lugares empezaban a ser parte de nuestras vidas, el
aleph del amor, donde los lugares son futuras historias con nosotros como
protagonistas.
“Acá estoy, no me ves
Yo también te estoy buscando como vos
Con tranquilidad, sin desesperar.
Pero pasan las primaveras,
Y los otoños que es peor
Con el frío me gusta más dormir de a dos.
Y no se cruzan nuestros caminos
Y me pregunto si alguna vez terminará
Esta solitaria recorrida.
Hoy estoy un poco triste
Porque me dio por pensar
Si no habrá algo de mí o algo de vos
Que no nos deja darnos cuenta
Y estamos muy cerca en realidad.
Llego a casa, siempre es igual
No tengo mucho que contar.
No me interesan las noticias
Ni tengo ganas de hablar.
Vos me entendés seguramente
Tampoco te gusta la gente
Que habla, no escucha y miente
Para conseguir lo que pretende.
Como quisiera que ya sucediera
De modo perfecto, todo ideal
Como tiene que pasar.
Y que el mundo se detenga
En el mejor lugar.
Todo el tiempo veo lugares y momentos
Que podríamos disfrutar.
Tengo ganas de mostrarte mis rincones favoritos,
Prestarte películas y libros,
Que te pruebes mi ropa
Y me cuentes vida y obra.
Todo, todo.
No me interesa perder el tiempo
En amores pasajeros imposibles
O sin futuro duradero
Estoy reservándome para vos.
Quiero que lo sepas, mi amor
No me interesa nadie más.
No importa si no lo entienden los demás…”
Omitir la
parte restante de esta canción es querer darle vida a esos lugares… quiero
empezar a vivir en tu morada.
Las puertas
están abiertas… atrás de una curva espera el amor.
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