Capítulo 27 “El verano”
Desfile de
abrazos… un silencio que se apiada, por un segundo, de los dos. Calor y
quimeras, la dulce estación de pronto toma temperatura y color.
Todos
planifican el próximo año y nosotros planificamos el siguiente beso.
El acto de
encontrarnos tan redimidos de la inmolación del mundo por correr, la mirada
serena entre tanto frenesí, danzando calmos bajo las aguas de una lluvia que
nos encontró caminando sinuosamente por Buenos Aires.
Te estoy
mintiendo si te digo que no quiero estar este verano junto a vos, en algún
sitio inhóspito. Me duele el reloj de tanto tiempo sin verte, y la nostalgia es
efecto de lo que causa que existas bajo este manto enorme de estrellas que
asoman debajo de la tormenta.
Me dejé
amanecer a tu lado, nos dormimos escuchando Pedro Guerra, nos mezclamos con la
facilidad que el agua se escurre entre los huecos que se liberan a su paso.
Vinimos de
una noche de amor increíble… me estoy haciendo cargo de tu mochila, quiero que
viajes liviana, tenue, que te caiga polen sobre la cabeza, que los últimos
resabios de la primavera queden guardados en vos.
Son futuros que
ascienden, lúdicos, hacia las sombras de una noche que empieza a marcharse. El
día y el mar saben de lo que hablo, quizás la tarde y los senderos también lo
sepan.
No planifico
morir, ni aburrirme, ni sufrir… somos seres de la risa en medio de la tristeza,
un bostezo en medio de tanto tedio, la ruptura entre lo que es general y
unánime y lo que somos cuando conquistamos el universo por un rato.
Ferias,
librerías, disquerías, heladerías, el patio de tu casa, el parque, la
costanera… los callejones de San Telmo, las cortadas de Villa del Parque, las
veredas de Almagro, todo para nosotros, todas hojas en blanco donde escribimos
las paginas azules de un amor azul.
Quedarse un
tramo de la vida recordando que vas a estar eternamente, brindar por nuestro
amor con dos copas de aire, envolver tu regalo de cumpleaños dentro de tu
placard, sincerarme con el espejo mientras el vapor me deja escribir tu nombre
una y mil veces.
Es bueno
dejarse ser, desnivelar el ritmo lineal de la vida con sorpresas inventadas,
robadas de algún cofre inventado, en la creación y el desvelo está la esencia
de lo que te digo con tanta sinceridad, no soy nada siquiera, pero sé que te
quiero más que a la certeza de saber que estás acá.
Esta es la
historia de dos que no entendían nada, pero que todo lo preguntaban, que no podían
verse todo el tiempo, pero que siempre se veían, que no se encontraban nunca,
pero se buscaban todo el tiempo, que no se habían conocido, pero ya se amaban.
La tarde los
bañaba con ternura de su sol inquieto, la mañana los despabilaba y los mecía al
son de la pereza, la noche los juntaba en fervorosos minutos que se estiraban
hasta durar toda la noche.
Yo te la
cuento porque soy protagonista, y vos la musa…
Casi como un
cielo, cubiertos los dos de historias que se edifican palabra tras palabra,
ritmo cardíaco acelerado, sombra dinámica danzante y llena de luz rampante y
fugaz.
Un castillo
de versos, una ventana rebalsando de sol, una cucharada de bosque, una estela
que se pierde, tímida, en la atmosfera estallándote en las manos.
Darte lo que
te mantenga viva, pedirte tu última bocanada de aire, morir adentro tuyo
mientras le grito al mundo que el amor es inmortal y que por eso no vas a
morir.
La continuidad
de un nudo que es una madeja de historias breves, de instantes que descansan en
las esquinas porteñas, en las tazas de café y en el sonido de los besos que nos
vieron despedirnos solemnemente. La edad de la inocencia, de descubrirnos con vergüenza,
de buscar la nitidez del alma que pide a gritos un soplo de amor, un regalo
bajo el árbol, una aurora boreal…
Yo te dibujé
desnuda suspendida en una inmensa luna flotando en el agua, yo sentí mi respiración
entrecortada cuando te confesé mi sentir, yo te cincelé la piel lentamente con
el contorno de mis labios estallando de fuego profano… vos me diste todos los
motivos para mantenerme vivo.
Un par de
ojos que se dijeron todo… un verano que abre sus ojos… dos peregrinos que nacen
de él.
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