Capítulo 26 “Las nubes”
Trance de
amor, una mirada estupefacta y criminal se posiciona sobre mi humanidad. Un
trazo fino y continuo asoma entre la muchedumbre, es la línea del amor, el
cóctel mayor de una velada que promete definiciones.
Nos miramos
con delicada ternura, nos dijimos imposibles bajo un manto de colores
invisibles en el cielo.
Te dije con
sinceridad lo que el alrededor me mostraba… quería una vida junto a vos.
Las
reminiscencias de aquel domingo frío, las fotos del museo, los colores de
Pacífico, la manifestación en Florida, las luces de Corrientes, las sombras de
Caballito.
Todo
guardado en un cofre artificial, en las manos abiertas al sol.
La película
transcurre de adelante hacia atrás, como imitando el vaivén de un palíndromo
enamorado, la ilustración pictórica de un beso interminable en alguna esquina
porteña, el abrazo perpetuo en algún ocasional refugio cuando la lluvia nos
aplasta el reloj y nos obliga a acelerar el paso.
Nada es
extraño en un planeta que pide a gritos que la gente se quiera, lo extraño es
que nosotros no debamos recurrir al pedido para querernos como nos queremos…
todo nos surge con espontaneidad, como esas nubes que amanecen, cuasi dormidas,
hablando sobre nosotros, sobre los momentos que escondimos en su cuerpo de
algodón.
Las nubes
sucumben, toman extrañas formas, como exhibiéndonos una historia celestial, que
acontece en el cielo azul, azul cielo como tu sangre, cielo de vos que te
escondés risueña en mi interior.
Son los
lugares y los momentos donde las cosas no duelen, donde fecundamos semillas que
no cosecharemos, donde cantamos canciones que no suenan, donde lo imposible
puede suceder.
Yo sé de
llorarte, de suplicarte que vengas, de encender una luz por las noches, cuando
tenés miedo y no puedo cuidarte. Yo sé de buscarte con desesperación entre los
millones de caminantes que viven entre nosotros, de cometer la locura de
ofrendar mi vida a cambio de un minuto adentro tuyo, yo sé de pasar miles de
veces por la puerta de tu casa y dejarte flores de aire en tu ventana, yo lo sé
porque lo siento.
Yo te vi
nacer y empecé a escribir la letanía simbólica de los mitos que se escriben en
el laberinto acolchonado de estas nubes que atravesamos en globo.
El secreto
escondido en medio del laberinto, la escena rupestre entre la modernidad
avasallante, edificios y balcones, semáforos y automóviles, apuro e histeria…
nosotros, un remanso de aguas dominicales que fluyen y bañan el sueño.
En nuestra
mortalidad, emerge y se erige la inmortalidad de nuestro amor… un amor que
viene en caja de bombones, o envuelto en decorosos papeles de golosina, o en
flores que embellecen el presente.
Estamos
dando los primeros pasos en esta historia llena de remiendos, de parches que
congelan imágenes inolvidables, la genealogía adornada de sol, de dos deseos
que se encuentran y tuercen el rumbo del universo con solo mirarse a los ojos.
Y ahí es
donde uno entiende que las cosas no suceden cuando uno las espera, sino cuando
lo sorprenden.
Quiero
regalarte una mandrágora, un papel en blanco o un plenilunio de plastilina… una
caja de azúcar, un libro almidonado o un dibujo de Liniers que haya sido
inventado por mí.
Hay un túnel
donde podemos escondernos, hay un jardín de café y tostadas en esas nubes donde
lo increíble y lo inesperado se enamoran y liberan a nuestro amor por toda la
galaxia… vayamos y encontrémonos justo donde la flecha señale la hora del beso,
el inicio del festival de las manos que se acarician.
Hay para
cada dolor, una panacea que nos asombra, que nos revive, que nos transforma en
sanas insanias…
Dos que se
quieren son dos que se quisieron, que se querrán, que conocen la sinceridad y
que quieren conocer rincones ocultos de quien los elige… alguna vez en La Plata
supe que vos estabas presente.
Son días
felices que se visten de seda y nubes, pasé el día contemplando el cielo a tu
lado, con tu respiración marcando el ritmo de la tarde, con mi respiración bailando
abrazado a la tuya… dos hermosas secuencias que bien pudieron plasmarse en
fotos blanco y negro.
Quiero mantenerte
con vida mientras viva, quiero bañar mi soledad con tu compañía cuando la noche
me diga que no estás, quiero desencontrarme con vos para seguir sintiendo estas
ganas infinitas de volver a buscarte.
No concibo
una forma de amar, ni un diccionario con métodos y formulas… el amor es uno y
lo hacemos todo el tiempo, mientras perdemos ese miedo a la oscuridad, mientras
recordamos que alguna vez quisimos algo como esto que hoy vivimos, mientras el
mundo nos dice que se termina y nosotros, enamorados del mundo, construimos
nuevos mundos bajo estas blancas nubes.
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