viernes, 22 de febrero de 2013

Capítulo 34 “Lo increíble”


Resulta llamativo todo este tiempo. Fueron como varios meses llenos de momentos para recordar, hacer las primeras cosas de mi vida, conocer a la primera mujer de mi vida, que mi vida vuelva a ser mía.

Repentino es dejarme estar, no decirte nada y hacer de cuenta que esto es poco serio. Un millón de veces intentando para perderme una vez que lo logro, es retroceder y desvalorizar lo que me provoca tu presencia. Porque empiezo a adueñarme, sin querer o queriendo, de todo lo que sos, porque el sabroso aroma de tu carne es la tentación que supone que te busque y te quiera comer lentamente, mientras el verano empieza a despedirse y el calor merma paulatinamente.

Donde intento acercarme, condimentar, obtener la escritura y el dominio de tu piel eternamente, mientras juego a que me siento hombre y el nene que vive dentro mío se expande por tu interior.

Hoy me desperté con ganas de abrazarte y mi almohada hizo de vos, te preparé el desayuno en sueños, me casé algunas veces con vos y salimos a caminar por un lugar que desconocemos, pero que parece bien nuestro cuando lo sueño.

Cierro tus ojos para besarlos con pasión desmedida, cierro mis ojos para que te acuestes en mis párpados y contemples los astros recostada sobre mi mirada ciega.

Te extraño pequeña… te extraño con dolor y ternura, con la intención de regalarte la felicidad que este mundo te escatima, a vivir para darte la vida que me quede, porque sos amor y soy amor… y los amores no se olvidan y, juntos, viajan lejos hasta volverse un punto más en la inmensidad.

Recibir noticias tuyas, encontrarte virtualmente, pedirme un Cinzano y no beberlo porque no estás para retarme, comprarme caramelos pero no poder jugar a ponerme caprichoso y que me des un puñadito para conformarme, besar al viento y soplar en dirección a Europa para que te llegue… son tantas cosas que no me alcanza el día ni los días restantes de tu estadía para decirte que te amo.

Hay un lugar en el mundo que nos espera… te conté que mi mejor descubrimiento sos vos? Que tus besos me acarician y no perecen? Que si no hablo de vos no entiendo que estoy haciendo acá?

Son las cosas increíbles, los caminos que ansío recorrer juntos, ese vaivén que significa una copa de vino para brindar, la reciprocidad de un beso dado desde el fondo de la vida, casi como muriendo al terminar de darlo.

Y así fuimos creciendo, así nos encontró el verano que empieza a abrigarse.

 Supimos atravesar casi tres estaciones enteras. Hacia la cuarta vamos, y no nos detenemos en pensar cuanto puede extenderse, pues el simple hecho de que todo nos sorprenda, que las aguas estén misteriosamente calmas, que las noches sean un derramamiento de almíbar en nuestras camas, implica que las maravillas son posibles en tanto y en cuanto, el mundo somos nosotros.

Después de tanta soledad, puedo afirmar que ahora tengo un motivo central para darle color a esta hoja blanca que aguardó añares para ser llenada de tinta enamorada.

Tocarte y entender que mi ceguera me lleva a descubrirte y describir lo simbólico que es ese momento en que, sin buscarlo pero intentándolo, dos bocas arman el rompecabezas del beso estelar más grande que se haya dado en la historia de la humanidad.

Quiero tu cuerpo desnudo en la oscuridad reinante del cuarto, quiero que tus manos me enseñen a encontrar los rincones etéreos de tu vida invisible, de tu pelo con aroma a frutos, de tus uñas cortándome la piel, de tu boca mordiendo con suavidad un fragmento de mí… la escena única… cuando el instante multiplica las horas y volvemos a ser un trazo que da forma y vida a un lienzo amortajado.

Que vuelvas, que estés acá para cuidarme, que parece todo el tiempo pena si no te tengo… mientras el niño se va a dormir y este hombre mira al cielo para ver si el beso que acaba de mandarte, se dirige hacia el destino elegido.

Lo increíble es latir por esto, lo increíble es que estés, lo increíble sos vos.

 

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