Vislumbrarte… va acercándose la estación
del amor y puedo intuir que avizora dulces sensaciones. Se me hace cotidiano
pensar en vos y contarle a mis amigos imaginarios, que existe alguien que me
enseña a respirar todos los días.
Impensado hace un tiempo, mi presente baila
al compás de los momentos que pasamos, Plaza Francia se vistió de verano para
nosotros y pude cumplir el sueño de un domingo con tu dulce compañía a mi lado.
Ahora la soledad no es más que un simple nombre de mujer, el tiempo pretérito
de aquella amante ha concluido, el telón comienza a abrirse y nos apoderamos de
la escena.
Tus manos me asilan, me hipnotizan, me
acarician con amor maternal… han pasado días enteros y estos que vivimos son
días felices. Hablarte, pensarte, sonreírte a la lontananza son juegos mentales
plenos de vigencia.
No dejamos nunca de ser parte de esto que
nos conmueve, nos coloreamos mientras la gente pasa de a montones frente a
nosotros.
“Quisiera extenderme por el pasto y en
silencio… hasta tus mejillas dormidas, para respirar, con tu ritmo en la oscura
inmensidad… donde lejanas las estrellas, hablan de tantas cosas, que me obligan
a callar…”
Entre postales, sincericidios y feriantes,
nos tomamos con fuerza la mano… caminar así es comparable con la eternidad
misma, es actuar el guión perfecto, decirse con sólo pestañear, las palabras
precisas, darse con sólo hablar, la dosis de ternura necesaria para amar.
El paso del tiempo me encontró atravesando
las latitudes para conseguir tu beso… una perfecta conjugación entre el andar y
el encontrarse… ser el capítulo siete de Rayuela potenciado, el Romeo y la
Julieta de Shakespeare en medio de una posmodernidad asesina, las cuatro letras
del amor encerradas en nuestros cuerpos fundidos en la inmensidad.
Bajo este cielo algo gris, pude observar el
tiempo, la imaginación etérea, el vendaval de abrazos que cargo en mi mochila
hoy.
Algo empieza a comportarse dulcemente en mí,
lo dejo crecer, propagarse por los rincones de un cuerpo que aprendió a flotar
junto al tuyo… livianos espíritus que vagan por el jardín del amor
incondicional, el verdadero, el que me deja enseñarte que hubo un mundo que
nació para darte hospicio.
Una irrepetible situación en un escenario
que nos hace protagonistas de este universo que es testigo de tanta magia…
Si mañana es lunes no me he enterado aun,
el sueño lo sigo soñando desde hace ya unos días, y el cuerpo se me llena de
cosquillas… si le hacemos caso a las señales que llueven, todo puede volverse
un hermoso mural.
Como latidos fuimos ambos, latiendo al mismo
ritmo… una ilusión certera.
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