Serenarme un segundo en tus brazos, la determinación
simbólica de un tiempo que se deja domar por nosotros. Somos una risa eterna y
empiezo a sentir un leve cosquilleo por el cuerpo; puedo jugar a la ruleta rusa
con vos, sin temor a morirme.
Van pasando las horas y este lugar se
transforma en amorfa forma de un momento en que sentí que todo quedaba reducido
en la palma de mi mano. Todo tiene sabor a esa noche colosal, repentina, para
recordar aun estando junto a vos.
Te dibujo, me resultás etérea y convexa con
la forma de mi pecho… quiero que te recuestes a reposar en mi torrente sanguíneo
sin dejar de vivir. Desayunar alguna kermés de primavera en este escritorio
colmado de papeles inútiles.
Quisiera ser una compañía en tu vida… un
papel, una ventana, un sello, una forma, un descuido, un color, una flor, un
enano de jardín que te causa risa.
La ciudad descansa mi amor… es agosto y el
frío no me permite imaginarme otra cosa que estar al lado tuyo tomando submarino y contándote
que te extraño… confidencias que emergen paulatinas, mientras omito los
llamados telefónicos y me dispongo a soñar frente al hilo de luz que el sol me
regala.
Nuevamente la vergüenza se venga de mí, al
recibir noticias tuyas y ver como la burla surge, al encontrarme danzando con
el teléfono en mi pecho, ciertos valses desconocidos.
Pido café y lo bebo a pesar de lo mal que
sabe… me endulzo con vos a cada momento, sonrío por azar y en forma elocuente. Desnudo
mi niñez en vos, que sos mi esfera de flores, mi baúl de besos y mi resplandor
ausente.
Oírte… el acto de fé más inesperado; tenue
y aciaga melodía de tango en las calles.
Me enciendo un cigarrillo y recuerdo que me
aconsejaste no fumar… esbozo una mueca, entiendo que me cuidás y fumo medio al
final, sigo caminando, una señora me mira extrañada, absorta… algo estará
cambiando en mi semblante tal vez.
Leerte no es igual a escuchar tu voz
cargada de ternura… ya quiero volver a verte y estrujarte de un abrazo que
vengo ensayando hace tiempo.
Recuerdo que no termina mi jornada laboral
y que tenía que entregar un informe… resulta desalentador, pues ya es tarde.
Mientras escribo el informe, entiendo que
algo está pasando y me dejo relajar unos minutos… empiezo a entender que estás,
todo el tiempo, desde que leí que flotabas en algún espacio virtual, hasta que
llegaste a mí…
Entrego lo requerido y me asomo a la
ventana… las calles están grises, mi corazón extrañando y la mañana muriendo.
Vuelvo y pido un recreo, releo tus mensajes
y me dispongo a soñar… acepto otro café y, al terminarlo, observo que ya es
hora de regresar. Hablaremos? Nos pensaremos? Seremos?
Mientras tanto, la huella de tu ser
conquista mi ser… el camino de tu beso cautiva mi beso… la foto de nosotros se
vuelve presente.
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