domingo, 20 de enero de 2013

Capítulo 11 “El encantamiento”


Las coincidencias temporales se oían lejanas, pero el tiempo se decidió a aparecer. La música acompaña mis días, mientras la espera para sumergirme en vos se hace extensa.
Es sentirse un andariego, que estimula tu respiración con la suya, que tropieza con tu mirada, con tu figura candente al cruzar la avenida a la hora del reencuentro.
Los besos hablaban, se deleitaban, deliciosas manos entrelazadas, frescura y diluvio de sonrisas… trasnochar con vos es la retrospectiva que motiva a mi cuerpo a flotar, a mantenerse noctámbulo, soñando despierto con vos, masticando palabras que guarda en el cofre de los anhelos.
Conocerte fue conocer el sabor de la gloria, las nubes se avergonzaron de nosotros y dejaron desnudo al sol que nos iluminaba, el reloj giraba en sentido contrario, supimos irrumpir a través de la escena tierna de amarnos en silencio, con sólo mirarnos.
Las pieles tímidas, los pies en punta, las narices frente a frente, apenas rozándose, las bocas abiertas al mundo, los ojos copulando suavemente… el festival de las pupilas que se enceguecen ante la misma vida.
Todo recién arrancaba y éramos una historia, un color de mil colores, una tela reflejando tonos compartidos… el tríptico del amor, la vida y el tiempo.
Caminábamos los rincones del otro, los huecos más ocultos, el sensorial juego de los cuerpos que se dejan descubrir. Las puertas eran millones, eran conductos, caminos en un laberinto de encuentros amorosos… ya eras el beso más inolvidable, el cuadro de Klimt, el encantamiento risueño de dos que se vuelven una cadencia versada.
Si lo que digo es testimonio fiel, puedo archivarlo en el baúl de las mil y una noches que quiero escribir en tu alada existencia.
Soy un lago de sorpresas boni… me recuesto a menudo a imaginarme nuestra vejez, te dibujo canosa, arrugada y de mi mano; me decido a detenerme, me dejo llevar por el rubor de tus mejillas que se encienden cuando te digo que vamos a ser novios y felices.
Quiero adormecerme en vos, encontrar el tesoro oculto en tu plexo solar, los pasos que dar para abrir el centro de tu órgano vital más significativo.
Quiero arrancarte el corazón y ponerlo a dormir bajo mi almohada, despertar con su ritmo cansino, con su carmesí colmando mi humanidad…
Ya murió la luna y las estrellas toman una siesta, la resolana me abre los ojos… el encanto fue haberte soñado… hoy siento que empiezo a ser feliz.

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