viernes, 11 de enero de 2013

Capitulo 4 “El santiamén”


Esperar desesperado a que tomáramos contacto, no pude evitar quedarme jugando con vos al juego de sembrar semillas virtuales, era menuda y efectiva diversión, textura, forma, color, movimiento… Eran pasos trascendentes, crepusculares, llenos de dos besos errantes que buscaban abrazarse.
Me fui colmando de tu respiración, negando la muerte, consustanciando la vida con el júbilo, con los atardeceres en los que pensaba la totalidad del todo sintetizada en nosotros.
Dejé de ser noctambulo para empezar a soñar, un ratito, un segundo, un santiamén… no todos pueden vanagloriarse de soñar el amor personificado. Yo podía imaginarme, arte y escena del instante sublime… la tentativa y risueña aventura de viajar dentro de tus sueños.
Eran días diferentes, donde vivía atosigando tus responsabilidades en detrimento de las mías, me costaba dormir y mantenerme dormido, quizá por las ganas de pensarte y soñarte simultáneamente. Herido de vos, de tu lejanía, nos estábamos eligiendo casi sin querer queriendo.
Yo sabia que eras demasiado especial, por lo que necesitabas algo especial y por eso te regalé algo especial…
Ya no duraba nada, porque todo era duradero, son amores que no se repiten, por eso son únicos y duelen, queman, acontecen sin vacilaciones.
Vos ya eras amor, pero me faltaba conjugarte y decorar las agujas con tiempo, con una extensa caminata hasta tu pecho. Pude llegar finalmente, era momento de abrir la puerta.
Una cena y miles de momentos aguardaban expectantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario