martes, 15 de enero de 2013

Capítulo 6 “El devenir”


Sembrar desaforadamente la semilla, el rizoma en el humus de tu piel rebosante de espera, casi como una noche de insomnio, mientras sorbo una taza de café y juego con el teléfono a la danza de los enamorados.
Pasó apenas un estornudo de la noche anterior, despertar fue una epopeya cargada de gloria matinal, sentir que mi ventana dejaba entrar tu presencia adornada de alba. Habíamos comenzado a dibujar los primeros trazos de una huella duradera, un sumidero de sed que pide a gritos una lluvia sideral de reencuentro.
Beber otro café y comprender que el deseo de no concluir la noche se extiende a la mañana oficinista en Buenos Aires… treparme por tu pelo hasta llegar a tu oído y susurrarte que no conocía la noche maravillosa y que anoche tuve el gusto, estallar desde ese bandoneón mustio que descarga nostalgia y melodías ascendentes, todo, pero todo tiene que ver con esa noche.
Cuántas veces habrás pensado en mí, en el transcurso del día? Iré a verte pronto? Desayuno la repetición de un pensamiento que te evocaba… disgrego los segundos en escribir tu nombre y pronunciarlo en diversos idiomas, las ventajas de la tecnología me permiten traducirlo en distintas lenguas, pero suena más dulce cuando mi voz lo recuerda y mi boca lo deja salir al aire.
Concluye la jornada y probablemente vayamos a conversar un ratito… el sueño de oírte se hace añicos lentamente… una reunión interrumpe mi deseo; la tiranía del trabajo y de las demandas sin importancia, pues me resultaba más significativo intentar recordar que anoche te di el beso que vine guardando durante muchos años.
Quiero comprar unas entradas que ya compré, todo gira de extraña manera… me sale decirte mi amor casi con la simpatía que un bosque debe representar al desperezar, a veces siento que daría mi vida entera por vos, otras entiendo que apenas un puñado de besos ha sido todo.
Me dispongo a llegar a mi casa, esta vez extenuado y con ganas de fundirme en un abrazo tuyo una vez más.
Tomo el transporte y me dormito contra la ventana cargada de luz… suena algo muy extraño, como una alarma… me despierto en la cama y miro el reloj… 7:20 am.

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