miércoles, 23 de enero de 2013

Capítulo 15 “Los novios”


Ya eras mi parte complementaria, mi sueño realizándose, mi mitad encantada, con gusto a helado, a romance y a eternidad.
Me quedaba gustito a vos en cada ocasión, lo disfrutaba como si fuera el último manjar, la felicidad de confluir juntos un camino lleno de ambos. Florecer en vos, era entender que el enamoramiento me encanta, que puedo visualizarlo en mi interior, en el rincón más recóndito, absolutamente lleno de tu vida.
Podría haber elegido mil cosas, pero la única certera era estar a tu lado, de tu mano, lleno de gracia, de belleza, de saber que tu nombre estaba ahí… donde siempre lo había soñado.
Sin embargo, elegí estar y permanecer, consolidar y decorarte con amor… vos sos mi lienzo y en la paleta tengo frutillas, cerezas y arándanos, sandías, manzanas y besos para colorearte.
Quiero que me dejes quererte, que no temas, que me dejes cuidarte entre tanta jungla desesperada por presas inocentes, nací para acompañarte siempre y no quiero dejar de lado ese mandato.
El amor es un mandato divino, un mandato que tendré que cumplir en esta vida o en la que me toque, pero siempre cuidando de vos, que sos toda vos y sumamente amor.
Notarás que esto es más una epístola que otra cosa, que tiene más de desborde emocional que de prosa… pues apenas entiendo lo que me pasa, es demasiado fuerte y late con fuerza, con la emotividad de un corazón que se siente enamorado, con la frescura de una primavera que se aproxima… la primavera sos vos, sos vos y ese par de ojos que se deshacen cuando los miro, pues son frágiles y yo abuso de ello, me recuesto a mirar dentro de ellos, hasta cuando no te veo.
Menuda muñeca de amor, soberana de mi piel expectante de una caricia, sonrisa de mi rostro compungido por la nostalgia de no tenerte todo el tiempo a mi lado.
Somos el café y la tristeza alegre de volver a extrañarnos cuando nos tengamos que volver a nuestras casas, sos el soplo de aire nuevo que mi familia adoptó, la novedad que al mayor de los varones desvela, mientras habla por teléfono y suspira dulces tonos.
Sos todo eso y mil adjetivos que no me entran en la voz, para decírtelos simultáneamente… yo siento que te amo y es para siempre, no me pidas que lo niegue, porque la verdad es mi reivindicación más noble.
Pasaré por vos en un rato, por el edificio de la facultad de derecho y, seguramente, vaya a revivir la deliciosa sensación de verte venir a mí… yo te llamo novia aunque no te guste el rótulo, vos me llamás como quieras, que va a gustarme si viene de vos.
La introducción al amor empieza a tomar vuelo… llevame bien lejos que no aguanto un día más sin verte.

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