Ya eras mi parte complementaria, mi sueño
realizándose, mi mitad encantada, con gusto a helado, a romance y a eternidad.
Me quedaba gustito a vos en cada ocasión,
lo disfrutaba como si fuera el último manjar, la felicidad de confluir juntos
un camino lleno de ambos. Florecer en vos, era entender que el enamoramiento me
encanta, que puedo visualizarlo en mi interior, en el rincón más recóndito,
absolutamente lleno de tu vida.
Podría haber elegido mil cosas, pero la única
certera era estar a tu lado, de tu mano, lleno de gracia, de belleza, de saber
que tu nombre estaba ahí… donde siempre lo había soñado.
Sin embargo, elegí estar y permanecer,
consolidar y decorarte con amor… vos sos mi lienzo y en la paleta tengo
frutillas, cerezas y arándanos, sandías, manzanas y besos para colorearte.
Quiero que me dejes quererte, que no temas,
que me dejes cuidarte entre tanta jungla desesperada por presas inocentes, nací
para acompañarte siempre y no quiero dejar de lado ese mandato.
El amor es un mandato divino, un mandato
que tendré que cumplir en esta vida o en la que me toque, pero siempre cuidando
de vos, que sos toda vos y sumamente amor.
Notarás que esto es más una epístola que
otra cosa, que tiene más de desborde emocional que de prosa… pues apenas
entiendo lo que me pasa, es demasiado fuerte y late con fuerza, con la
emotividad de un corazón que se siente enamorado, con la frescura de una
primavera que se aproxima… la primavera sos vos, sos vos y ese par de ojos que
se deshacen cuando los miro, pues son frágiles y yo abuso de ello, me recuesto
a mirar dentro de ellos, hasta cuando no te veo.
Menuda muñeca de amor, soberana de mi piel
expectante de una caricia, sonrisa de mi rostro compungido por la nostalgia de
no tenerte todo el tiempo a mi lado.
Somos el café y la tristeza alegre de volver
a extrañarnos cuando nos tengamos que volver a nuestras casas, sos el soplo de
aire nuevo que mi familia adoptó, la novedad que al mayor de los varones
desvela, mientras habla por teléfono y suspira dulces tonos.
Sos todo eso y mil adjetivos que no me
entran en la voz, para decírtelos simultáneamente… yo siento que te amo y es
para siempre, no me pidas que lo niegue, porque la verdad es mi reivindicación más
noble.
Pasaré por vos en un rato, por el edificio
de la facultad de derecho y, seguramente, vaya a revivir la deliciosa sensación
de verte venir a mí… yo te llamo novia aunque no te guste el rótulo, vos me
llamás como quieras, que va a gustarme si viene de vos.
La introducción al amor empieza a tomar
vuelo… llevame bien lejos que no aguanto un día más sin verte.
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